Hola, me llamo Naiara y he creado el estudio fotográfico Meraki para atesorar tus emociones y que las conserves para siempre.

¿Qué es Meraki?

Es una palabra griega. Significa volcar amor, creatividad y pasión en todo lo haces, dejar parte de tu alma en tu trabajo. Mi estudio no podía llamarse de ninguna otra forma.

No guardes una fotografía, guarda un recuerdo.

Deja que te cuente de dónde viene mi amor por la fotografía.
De pequeña, pasaba los veranos en casa de mis abuelos en Extremadura. No puede haber un paisaje más diferente del de mi norte natal. Todo era nuevo: el ambiente, la vegetación, las casas, el carácter de la gente, los horarios… pero también los olores, la intensidad de la luz y su color al caer la noche.

Cuando volvía a Donosti trataba de contarles a mis padres todo lo que había vivido y experimentado, pero me faltaba algo, no daba con la forma de hacérselo entender.

Hasta que, a los trece años, me regalaron mi primera cámara fotográfica. En ese momento entendí que una fotografía es mucho más que un clic al pulsar un botón: es un recuerdo encerrado en una imagen.

Me gusta mirar una fotografía y evocar todo lo que sucedía en el momento de tomarla. Me gusta saber que podré volver una y otra vez a ese instante y sentir el calor del sol en mi piel, escuchar la risa de la gente a mi alrededor, recordar el pellizco de felicidad que me inundó.

Eso es lo que te ofrezco: no una imagen, sino una experiencia capturada, un trocito de magia que puedes atesorar y visitar una y otra vez, siempre que quieras.

Hola, me llamo Naiara y he creado el estudio fotográfico Meraki para atesorar tus emociones y que las conserves para siempre.

¿Qué es Meraki?

Es una palabra griega. Significa volcar amor, creatividad y pasión en todo lo haces, dejar parte de tu alma en tu trabajo. Mi estudio no podía llamarse de ninguna otra forma.

No guardes una fotografía, guarda un recuerdo.

Deja que te cuente de dónde viene mi amor por la fotografía.
De pequeña, pasaba los veranos en casa de mis abuelos en Extremadura. No puede haber un paisaje más diferente del de mi norte natal. Todo era nuevo: el ambiente, la vegetación, las casas, el carácter de la gente, los horarios… pero también los olores, la intensidad de la luz y su color al caer la noche.

Cuando volvía a Donosti trataba de contarles a mis padres todo lo que había vivido y experimentado, pero me faltaba algo, no daba con la forma de hacérselo entender.

Hasta que, a los trece años, me regalaron mi primera cámara fotográfica. En ese momento entendí que una fotografía es mucho más que un clic al pulsar un botón: es un recuerdo encerrado en una imagen.

Me gusta mirar una fotografía y evocar todo lo que sucedía en el momento de tomarla. Me gusta saber que podré volver una y otra vez a ese instante y sentir el calor del sol en mi piel, escuchar la risa de la gente a mi alrededor, recordar el pellizco de felicidad que me inundó.

Eso es lo que te ofrezco: no una imagen, sino una experiencia capturada, un trocito de magia que puedes atesorar y visitar una y otra vez, siempre que quieras.

Algunas cosas que tal vez te guste saber sobre mi:

  • La fotografía no es solo un trabajo. Cuando no estoy haciendo una sesión, estoy editando fotos, formándome para aprender nuevas técnicas o visitando las obras de otros fotógrafos. Es mi forma de vida.
  • No me gustan los posados. Quiero captar el movimiento, el ángulo en que se inclina tu cabeza cuando miras a tu hijo, la curvatura de tu labio cuando le sonríes. Quiero un momento de complicidad entre ambos. Quiero que no recordéis que yo estaba ahí.
  • Me encanta fotografiar familias porque mis abuelos han sido una parte fundamental de mi vida. Porque no sé qué habría sido de mí sin su amor y su confianza.
  • Soy una soñadora… me encanta pensar en ideas bonitas y llevarlas a cabo… y por eso estoy hoy aquí, contigo. 🙂